La balanza de pagos de un país es un documento contable en el que se registran sistemáticamente las transacciones económicas de todo tipo ocurridas durante un período de tiempo determinado entre los residentes de un país y los residentes del resto del mundo. La balanza de pagos ofrece información sobre muchos aspectos relevantes de una economía, tales como su capacidad competitiva en el comercio exterior; la financiación externa que recibe u otorga; o los movimientos de moneda nacional que se producen, los cuales influyen en su tipo de cambio.
Estructura general de la balanza de pagos
Siguiendo las recomendaciones metodológicas del Fondo Monetario Internacional, la mayor parte de los países agrupan las rúbricas que constituyen la balanza de pagos en tres grandes cuentas (o balanzas): la cuenta corriente, la de capital y la financiera.
La cuenta corriente
La balanza por cuenta corriente engloba prácticamente todas las operaciones económicas corrientes, relacionadas con la economía real (entendida la economía real por contraposición con la economía financiera).
En las rúbricas incluidas en las balanzas de cuenta corriente y capital se anotan como ingresos las operaciones que suponen un incremento de la capacidad de pago (renta disponible) del país y en pagos las que suponen una disminución de la capacidad de pago.
La cuenta corriente se subdivide en cuatro balanzas básicas: Balanza comercial, Servicios, Rentas y Transferencias corrientes.
La cuenta de capital
La cuenta de capital recoge como rúbrica fundamental las transferencias de capital: aquellas cuya finalidad es permitir la adquisición de activos de capital por parte de quien las recibe. También incluye una partida que suele tener valores poco importantes, y que responde a la enajenación de activos no financieros no producidos, como la venta a no residentes de yacimientos de recursos naturales en el subsuelo, así como las transacciones de activos intangibles, como patentes (no su alquiler, que se anota en la subbalanza de servicios). En el caso de la economía española se incluyen aquí, entre otras partidas, los ingresos asociados a fondos europeos como el Feder (Fondo Europeo de Desarrollo Regional) y los Fondos de Cohesión, dada la naturaleza de los gastos a los que se destinan estos fondos.
La cuenta financiera
La cuenta financiera registra las transacciones financieras; esto es, las transacciones de activos y pasivos financieros representativos del mantenimiento de riqueza, tales como dinero, créditos, títulos de propiedades industriales o de deuda pública o privada, o divisas. En España, de la misma forma que ocurre con otros países miembros de la Unión Económica y Monetaria (UEM), desde 2001 la cuenta financiera está estructurada diferenciado las operaciones financieras del Banco de España de las del resto de agentes económicos residentes.
En la balanza financiera las operaciones se anotan en función de si corresponden a una variación de pasivos (de los residentes en la nación frente a los no residentes) o una variación de activos (de los residentes frente a los no residentes). Los efectos económicos de las operaciones que suponen una variación positiva de pasivos (activos) financieros son similares a las que suponen ingresos (pagos) en la balanza corriente: un incremento (disminución) de la capacidad de pago de la economía frente al resto del mundo.
La cuenta financiera está estructurada en distintas subbalanzas, que se diferencian por el tipo de activos y pasivos financieros en que se materializan las operaciones correspondientes: inversiones directas; inversiones de cartera; otras inversiones; derivados financieros; variación de reservas de divisas; y, en España, al igual que en el resto de los países miembros de la Unión Económica y Monetaria (la zona euro), variación de los activos del Banco de España frente al Eurosistema (una subbalanza que no existe en otros países, como EEUU o Japón).
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